diciembre 08, 2007

PARTE II.

CANTO A LO DIVINO.

Aquí tomaremos no solo el canto a lo divino como eje central del estudio, sino más bien todo lo que tiene relación estrecha con la música que se emplea con fines religiosos. Sin embargo, por ser paralelo al canto a lo divino, se tomará en cuenta en está recopilación el canto a lo Humano, otrora tan característico de nuestro mundo campesino y que al igual que muchas otras tradiciones se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.



HISTORIA DEL CANTO A LO DIVINO.

Haciendo un poco de historia, cuando América se hace conocida a occidente por la tenacidad de un español, ya existía en estas tierra toda una tradición de música autóctona indígena, diversa y propia de cada cultura; sin embargo, lo que convoca a este estudio, es el canto a lo divino, que tiene estrecha relación con España, que era heredera de una rica tradición de juglares. En esa misma época el canto a lo divino se transformo en un tipo de expresión cultural anexa o paralela a la música oficial de la iglesia católica, que en la época colonial (mas o menos entre 1519 a 1800 ) consistía en el canto litúrgico y en latín, por lo que tiene mayor trascendencia en nuestro tiempo , ya que el canto a lo divino nació de nuestro propio pueblo debido a la necesidad de preservar en el conciente colectivo las enseñanzas de los misioneros, no contaban para este menester con Biblias y tampoco poseían el conocimiento de la lectura y escritura, por lo que se inspiraron en las santas escrituras y con la métrica musical española y esa fusión logro unir música, religión, tradición y países en algo tan maravillosamente como el canto a lo divino.

El canto a lo divino y los bailes danzantes o chinos eran en la época de la colonia, expresiones de fe y jubilo popular, lo que muchas veces llegó a considerarse irreverente en el culto religioso y por esa razón se intento de prohibir por muchos medios, como por ejemplo en el tercer concilio de Toledo, donde se condenaron los cánticos y danzas que se realizaban dentro de los templos.

Se cataloga como música Hispano – Diaguita a todas las manifestaciones musicales posteriores a la llegada de los españoles, tales como los bailes chinos, danzantes, lanchas, danzas y canto a lo divino.

En Santiago en 1683 la Iglesia Católica por medio de los Sínodos Diocesanos, prohibió el canto a lo divino, limitándolo a determinados momentos de la misa, además se prohibió las "tocatas y Música profana" que producían demasiado bullicio (bailes chinos y danzantes, lanchas y otros).

Las principales fiestas religiosas establecidas desde el Concilio de Trento y celebradas en Chile desde la época de la colonia eran Navidad, la Inmaculada concepción, la Virgen del Transito, la fiesta de la Cruz de Mayo y el Corpus Christi.

Estas celebraciones eran una explosión de religiosidad colectiva, eran organizadas por cofradías, tenían un reglamento, un traje típico con insignias propias que distinguían una cofradía de otra.

Los cantores populares que abundan en nuestros campos son los verdaderos sucesores de trovadores y juglares medievales; alguna vez los cantos a lo divino y a lo humano fueron creados por un autor, que podría ser identificable pero que con el tiempo ha perdido su identidad, para pertenecer a un grupo mas grande de seres a quienes representa y sirve de elemento aglutinante. Al re – crearlas nacen versiones distintas de una misma melodía, tan valida como la original.

La vigencia del canto a lo pueta o divino, los bailes chinos y danzantes, las lanchas, adquieren un carácter de fenómenos sobresalientes y representativos, pues en estas se conservan instrumentos musicales que sirven para acompañar canciones y danzas desde sus inicios, tales como la guitarra o guitarrón en el canto a lo divino o los pitos y tambores de cuero de animal en los bailes chinos.

El canto a lo divino es una de las manifestaciones mas importantes del folclore chileno, es una composición estrófica en décimas, cuyos versos finales corresponden a los cuatro versos de una cuarteta, su temática es muy amplia y su función ceremonial. Los Puetas lo entonan acompañados de guitarra. La temática abarca versos a lo divino, a lo humano, por historia, por angelitos, estos últimos se cantaban en los llamados "velorios de angelitos", ceremonias mortuorias en las que se solicitaba el consuelo y conformidad para los padres del infante recién nacido. Este tipo de música une lo religioso con el folclore de nuestro país, lo que hace una combinación atrayente de ser estudiada. Además de cantarle a la naturaleza, los versos relatan episodios de personajes bíblicos, hechos culminantes de la historia de Cristo, aventuras de héroes, cantos de amor o parabienes, jocosos afanes de animales personificados, personajes de nuestra historia como país, etc.

El canto a lo divino revive en Chile antiguas prácticas trovadorescas que hemos mencionado anteriormente. Estas se manifiestan en el comportamiento del cantor popular, en su capacidad inventiva, ingenio e improvisación, esta última se hace presente, en especial, en el "contrapunto" que, en su acepción mas amplia, es cualquier disputa, por lo común, prolongada y prodiga en argumentaciones de todo tipo. El contrapunto pertenece a los dominios de la poesía folclórica y se construye en décimas o cuartetas en una controversia donde intervengan más de dos contrincantes.

Famoso es el contrapunto de don Javier de la Rosa con el mulato Taguada, del que mas adelante contare la historia e incluiré la recopilación de algunos versos que aún quedan en la memoria colectiva y se les atribuye a ellos. Este debate tuvo lugar en Curico en el siglo XVIII y se prolongo según dice la leyenda tres días terminando con el triunfo de don Javier y el suicidio del mulato.

Las danzas ceremoniales también forman parte de nuestro folclore, tenemos entre ellas los bailes conjuntos o hermandades que llevan nombres de: Chinos, danzantes, turbantes, morenos, indios y gitanos por mencionar a algunos, y bailes rituales como las danzas, lanchas y pachallampes, muchos de estos ya desaparecidos y que quedan solo en el recuerdo .

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